El maíz levanta temperatura

Una investigación aporta conocimientos sobre la respuesta del cultivo al golpe de calor, que puede generar pérdidas totales, y define el manejo ante temperaturas extremas.

Los golpes de calor pueden generar pérdidas totales en la producción

(SLT-FAUBA) Además del aumento en la temperatura media que se prevé para los próximos años, el calentamiento global incluye otros factores limitantes para la agricultura que se intensificarían hacia el futuro, con un fuerte impacto en la producción de granos. Tal es el caso de los golpes de calor, asociados a temperaturas extremas que, en el caso del maíz, pueden provocar pérdidas totales de rendimientos.

El estrés por golpe de calor se relaciona con un ascenso en la temperatura máxima diaria por encima de 35º centígrados y durante un breve período de tiempo, suficiente para provocar daños irreversibles en el crecimiento y desarrollo del cultivo de maíz, especialmente cuando ocurre en floración. Si bien hoy constituye una de las principales fuentes de reducción de rendimiento en ambientes tropicales, se espera que la problemática también se extienda a zonas templadas, si se cumplen los pronósticos de los expertos en calentamiento global.

Sucede que, de acuerdo al cuarto informe presentado por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), hacia finales de este siglo se espera un aumento entre 1,1 y 6,4º centígrados en la temperatura media global, junto a incrementos en la frecuencia de olas de calor que repercutirán en la ocurrencia de episodios de estrés térmico para los cultivos.

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La investigación de Rattalino Edreira ganó el premio de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria.

“La agricultura deberá garantizar el abastecimiento de alimentos ante una población mundial en crecimiento y escenarios productivos cada vez más inestables promovidos por el calentamiento global”, consideró Juan Ignacio Rattalino Edreira, cuyo trabajo “Estrés por golpe de calor en maíz”, realizado para su tesis doctoral de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), ganó el premio Fundación Pérez Companc 2014 de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria.

El investigador advirtió que, pese a los riesgos que implican los golpes de calor para la producción de maíz, existen pocos estudios que abarquen esta problemática. Ante este escenario, la tesis de Rattalino, dirigida por María Otegui, docente de la cátedra de Producción Vegetal de la FAUBA, resulta valiosa para mejorar la interpretación de síntomas de daños provocados por golpes de calor, especialmente en ambientes donde la ocurrencia de episodios breves de altas temperaturas suele asociarse a las sequías.

A partir de este trabajo se logró ampliar el conocimiento de los determinantes del rendimiento en granos de maíz ante la incidencia de golpes de calor en distintas etapas del cultivo y se demostró cómo podrían producirse reducciones en la captura de radiación a través de acortamientos en el ciclo del cultivo. A su vez, se describieron algunos atributos asociados a la interrupción del llenado de grano debida al golpe de calor, los cuales difieren considerablemente de aquellos usualmente descritos en condiciones de deficiencias hídricas y nutricionales.

Estrategias productivas: Escape y tolerancia

Rattalino explicó que existen dos alternativas para hacer frente al estrés por golpes de calor en el cultivo de maíz: el escape y la tolerancia. La primera estrategia consiste en evitar la coincidencia de las etapas más sensibles del cultivo (alrededor de la floración) con los momentos de mayor probabilidad de ocurrencia del estrés. Para ello es fundamental que los productores planifiquen la siembra a partir de una caracterización completa del clima en su ambiente productivo.

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Las temperaturas mayores a 35º, cada vez más habituales, puede provocar daños irreversibles en la producción de maíz.

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Los maíces tropicales podrían conventirse en una opción para zonas templadas

 

 

 

 

 

 

 

 

El pronóstico del tiempo no alcanza para esta planificación. “Muchas veces el Servicio Meteorológico anticipa que en tres o cuatro días puede venir una ola de calor, pero en términos productivos ese dato no ayuda porque las etapas más criticas del maíz ocurrirán dos meses después de haber sido sembrado. Por lo tanto, para poder usar esa información se necesitaría un pronóstico muy certero y de largo plazo, pensando en todo el ciclo del cultivo”, afirmó Rattalino.

La segunda estrategia para evitar el estrés se relaciona con la tolerancia, basada en la utilización de híbridos adaptados para soportar mejor el calor y minimizar las pérdidas de rendimiento.

Según el investigador, los maíces tropicales provenientes de zonas de baja altitud podrían constituir una fuente importante de tolerancia al golpe de calor. No obstante, advirtió que, a pesar de las mejoras genéticas, los materiales tropicales aún presentan un menor potencial de rendimiento en comparación con los templados.

“Esto ha sido atribuido al mayor interés de compañías semilleras por el desarrollo de materiales mejor adaptados a ambientes de alta productividad, como los templados, respecto de aquellos mejores adaptados a zonas tropicales de bajo potencial, como los híbridos tropicales”, señaló, y recomendó a los productores seleccionar los híbridos a implantar según su comportamiento el estrés.

“En ambientes templados, como la zona núcleo de la Argentina, donde se usan híbridos templados por la ventaja de mayor potencial de rendimiento, sería muy interesante indagar si existen diferencias genotípicas en la tolerancia al golpe de calor entre esos materiales”, consideró.

Acerca del autor

Juan Manuel Repetto
Periodista. Master en Periodismo Documental.

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