¿Menos rindes para el trigo?

Los cultivos de invierno pierden 8% de rendimiento por cada grado que aumenta la temperatura media. Impulsan nuevas líneas de mejoramiento y estrategias productivas.

En la Región Pampeana se espera un aumento de temperatura media de hasta 4.5 grados y más golpes de calor.

(SLT-FAUBA) El impacto del calentamiento global sobre la productividad de los cultivos genera una gran incertidumbre de cara a las próximas décadas. Según una investigación de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), el trigo y la cebada estarían perdiendo hasta 8% de rendimiento por cada grado que aumenta la temperatura media (una de las variables más afectadas por el cambio climático) en el periodo clave de generación del rendimiento, previo a floración.

Ante este escenario, el informe advierte que la agricultura deberá adaptarse para asegurar una producción sustentable de alimentos, con estrategias de manejo y con la incorporación de semillas tolerantes a altas temperaturas. “Estos aspectos son tan importantes como identificar heladas en floración para los cultivos invernales, que actualmente es nuestra mayor restricción”, dijo Daniel Miralles, docente de la cátedra de Cerealicultura de la FAUBA, basado en trabajo de investigación que conduce Guillermo García en colaboración con Román Serrago e Ignacio Alzueta.

Trigo

Según Miralles, la agricultura deberá adaptarse ante el calentamiento global para asegurar la producción de alimentos.

Según García, los resultados del trabajo, que recientemente fue reconocido con una mención de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria, no sólo significan una alerta para los próximos años, sino también para el presente, debido a que hoy mismo se están perdiendo rendimientos en los cultivos de invierno por el cambio climático, aunque éstos son compensados por ganancias genéticas de los nuevos cultivares que son liberados al mercado comercial.

 

Altas temperaturas nocturnas y golpes de calor

Las proyecciones del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) citadas por el informe indican que para fines de este siglo se incrementará la temperatura media global entre 1.1 y 6.4 grados centígrados, con una mayor frecuencia e intensidad de eventos extremos. Con respecto a la Región Pampeana, de aquí a 2080 se espera un aumento de temperatura media de entre 1.8 y 4.5 grados, sumado a una mayor ocurrencia de golpes de calor.

Considerando estos escenarios de cambio climático, el informe de la FAUBA sostiene que los cultivos de invierno como trigo y cebada explorarían un ambiente térmico con dos características fundamentales: Por un lado estarían expuestos a una mayor temperatura media, debido principalmente a incrementos en las temperaturas mínimas. Por otro lado, enfrentarían una mayor frecuencia de días con temperaturas máximas superiores a 35 grados (golpes de calor).

“En la Argentina, la mayor restricción para los cultivos invernales está generada por el aumento de la temperatura nocturna, que acorta el ciclo de los cultivos y reduce los potenciales de rendimiento”, afirmó García, y señaló que, debido a este factor, “un cultivo expuesto a mayores temperaturas nocturnas puede reducir su ciclo a floración entre 5 a 8% su duración por cada grado de aumento. Es decir que aumentos térmicos de 4ºC podría acortar la duración de un cultivo de trigo de ciclo intermedio de 120 días a menos de 100 hasta la floración, debido al aumento de la temperatura”.

Experimento

Para las investigaciones, el cultivo se expuso a temperaturas extremas en momentos críticos de generación del rendimiento

“Tenemos que evaluar cómo manejamos los cultivos de ahora en más, porque si se acorta el ciclo productivo, probablemente va a ser necesario modificar las fechas de siembra –adelantarlas- para mitigar el efecto negativo del cambio climático y no exponernos a temperaturas mayores”, dijo en Miralles.

Asimismo, agregó: “Los golpes de calor también generan un efecto negativo en el rendimiento y en la calidad de los cultivos, y son difíciles de manejar porque son más impredecibles. Por eso, en nuestros estudios exponemos al cultivo a golpes de calor en distintos momentos del periodo crítico de generación del rendimiento y evaluamos las consecuencias”.

Para la campaña 2015, el equipo de investigadores de Cerealicultura de la FAUBA planea ampliar los estudios a nuevos escenarios que, además de incluir aumentos en temperaturas nocturnas y golpes de calor diurnos, se combinan con años secos, que podrían complicar aún más a los cultivos.

Según Miralles, el cambio climático está instalado como una preocupación en la comunidad científica mundial y en la Universidad de Buenos Aires constituye una de las líneas directrices de investigación. Sin embargo, aún no hay acciones que hayan llegado al campo, orientadas a solucionar problemas concretos.

García agregó que, a su entender, algunas de las cuentas pendientes pasan por concientizar a los semilleros sobre la necesidad de generar materiales tolerantes a las nuevas condiciones del cambio climático, y trabajar con los productores y asesores técnicos en la adaptación de prácticas de manejo, en función de las modificaciones climáticas estimadas para los próximos 10 o 15 años.

 

Acerca del autor

Juan Manuel Repetto
Periodista. Master en Periodismo Documental.

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