(SLT-FAUBA) Turismo, paisajes, salud, amistad y sustentabilidad. El cicloturismo incluye todo esto y más, y por eso aumentó su popularidad en la Argentina. Un grupo de estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) analizó sus desafíos y oportunidades. Destacan que el cicloturismo creció un 30% después de la pandemia y analizan su potencial para dinamizar economías locales. Señalan que podría crecer más si se mejoran caminos, rutas y luminarias, y si se ofrecen actividades e infraestructuras específicas para ciclistas.
“Cada vez más personas salen a andar en bicicleta y buscan destinos para comer, hacer ejercicio, tomar mate o disfrutar del paisaje”, contó Fernando Mogni, docente de Agronegocios y de Turismo Rural en la FAUBA.
Mogni agregó que el interés por el cicloturismo aumentó un 30% después de la pandemia. “Se dio de la mano del turismo de cercanía. Ya no solo esperamos vacaciones largas, sino que hacemos escapadas de fin de semana o en los feriados”.

“Si bien el trabajo se encofó en la provincia de Buenos Aires, la actividad también creció en Córdoba, Río Negro y Mendoza” (F. Mogni)
Para conocer más detalles sobre la actividad, pensar cómo aprovechar sus oportunidades y sortear los retos, un grupo de trabajo de la FAUBA consultó a más de 100 cicloturistas de la provincia de Buenos Aires. “Entre las tendencias que impulsan este turismo están la vida saludable, el amor por la naturaleza y el cuidado del medio ambiente”.
Además, el docente destacó la capacidad de esta actividad para generar comunidad. “Es ideal para compartir experiencias. Casi la mitad de los encuestados comentó que el cicloturismo aumentó su red de amistades”, destacó Mogni a partir de un estudio publicado en la revista Apuntes Agroeconómicos.
También es amplia en cuanto a edades. “Según nuestras encuestas, abarca desde los 20 hasta los 60 años. Y en cuanto a género y condiciones sociales, también se la consideró inclusiva”.
Los múltiples beneficios de pedalear
Silvana Piro, también docente de Agronegocios y de Turismo Rural de la FAUBA, resaltó que el cicloturismo permite que muchas personas lleguen a comunidades rurales que, de otro modo, quizás no serían visitadas. “Posibilita acceder a lugares que con otros medios de transporte es más difícil. Por eso, beneficiaría a zonas rurales poco conocidas”.

Según los docentes “hay espacio para que se desarrollen guías especializados en cicloturismo, expertos en rutas y conocimientos locales sobre la cultura y geografía”
“Cuando se hospedan en hoteles, comen en restaurantes o compran en almacenes, aportan a la economía de esos territorios. Las comunidades locales están abiertas a recibir este turismo”, añadió Piro.
Además, el cicloturismo se puede combinar con otros medios de transporte como el tren. “Hay grupos de ciclistas que recorren el país y difunden consejos y rutas para realizar en función de su exigencia y disponibilidad de días. La actividad está bastante organizada y no es solo para expertos, cualquiera se puede subir a una bici y disfrutar”, contó la docente.
Desafíos para nuevos caminos
Mogni indicó que el cicloturismo se ajusta a las nuevas tendencias del mercado turístico: es una gran alternativa para el turismo de cercanía y en el deseo de visitar paisajes naturales. “Sin embargo, existen desafíos que deben superarse para que los ciclistas puedan disfrutar plenamente de los destinos”.
Entre los retos que enfrenta el cicloturismo, los docentes señalaron la falta de infraestructura adecuada, de sitios para dejar las bicicletas y la escasa gestión municipal para asegurar la circulación.

El estudio se basó en un trabajo de Anahi Chaile, Gabriela Gerez, Abril Rivara y Martina Villarroel, estudiantes de la carrera de Tecnicatura de Turismo Rural de la FAUBA
“Se requieren carreteras, rutas e iluminación en mejores condiciones. También espacios con baños públicos y puntos para reparar inconvenientes mecánicos. En otros países hay un importante desarrollo del cicloturismo que se podría usar como referencia”, afirmó Mogni.
Por su parte, Piro observó que entre las dificultades, en la encuesta se incluyó el miedo a accidentes y a hechos delictivos. Y por supuesto, a la exposición a las inclemencias climáticas.
Para cerrar, Silvana remarcó que al conocer los desafíos de la actividad, es posible que se especialicen los técnicos o los profesionales en turismo, como los que se forman en la FAUBA. “De estos estudios suelen salir líneas interesantes para profundizar y hasta ideas para potenciar este turismo”.
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