Presos, jardineros y huerteros

La Facultad de Agronomía de la UBA ya capacitó a 120 personas en las cárceles, para alentar la inserción social.

Por primera vez, los certificados son otorgados por la FAUBA
Los voluntarios van todos los miércoles a las cárceles para brindar las capacitaciones

Los voluntarios van todos los miércoles a las cárceles para brindar las capacitaciones

(SLT-FAUBA) A dos años de haber comenzado el proyecto de extensión “Jardinería en Contextos de Encierro”, de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), cerca de 120 personas que están privadas de su libertad se capacitaron en distintos talleres dictados por un grupo interdisciplinario de docentes y estudiantes de carreras de la UBA como Jardinería, Ciencias Ambientales, Agronomía, Sociología, Psicología y Diseño de Imagen y Sonido.

A fines de 2014 se entregaron más de 51 certificados de las capacitaciones en Jardinería y Huerta, Producción de Plantas Ornamentales, Expresión Creativa y Pintado de Macetas realizadas en las unidades penales Nº 47 y 48, de la localidad de San Martín, provincia de Buenos Aires. Fue la primera vez que estos reconocimientos llevaron el sello de la FAUBA -anteriormente eran firmados por la Fundación Nuevo Concepto Penal, que también participa del proyecto.

La iniciativa viene creciendo de manera sostenida. María Marta Bunge, coordinadora del proyecto, apuntó que el primer año se realizó un curso de seis meses y se entregaron seis certificados de asistencia. Luego se comenzaron a implementar capacitaciones anuales con exámenes y los asistentes fueron creciendo en número: En total, desde 2012 pasaron 80 internos -muchos de ellos jóvenes de entre 19 y 25 años- por el proyecto de Jardinería, sumados a otros 40 de los talleres de expresión y macetas.

También fue aumentando el compromiso entre los voluntarios, que todos los miércoles concurren a las cárceles para brindar las capacitaciones. Además de Bunge, colaboran los docentes María Roccati, Isabel Maza, Eduardo Wright, Serafina Russo, Heidi Fontana y Marina Lucero.

 

Una experiencia enriquecedora

El proyecto “Jardinería en Contextos de Encierro” comienza con la formación de los internos dentro del penal y acompaña en los primeros cinco años de libertad a quienes se integran a un programa de inserción que se desarrolla en la localidad bonaerense de Campana, donde realizan tareas agrarias para juntar un capital que luego les permita tener un emprendimiento propio.

Las plantas producidas en el penal, así como las macetas y otros productos elaborados en los talleres, son comercializadas por los integrantes libres del proyecto en diferentes ferias, como la de la Facultad de Agronomía de la UBA. El dinero obtenido allí se deposita en una cuenta judicial.

Las plantas producidas en el penal son comercializadas en ferias como la de la FAUBA.

Las plantas producidas en el penal son comercializadas en ferias como la de la FAUBA.

"El taller también está bueno para dar una espacio a pequeñas libertades"

“El taller también está bueno para dar una espacio a pequeñas libertades”

“Si bien uno va ahí con expectativas, también va cargada de prejuicios. Yo esperaba que fuera un ambiente muy gris y cuando entré la primera vez me impactó ver un lugar con plantas y flores, gracias a este taller”, dijo María Candela Ricca Alfieri, estudiante de Ciencias Ambientales de la FAUBA e integrante del proyecto junto a Erica Schejtman, Agustina Kisielnicki, Emiliano Coniglio, Julia Caironi, Manuela Bunge, Begoña Nazabal, Liliana Sirini, Ana de Mendonça, Pablo Ramírez, Clara Cerrotta, María Olmedo, Julián Monkes, Santiago Zagaglia, Sebastián Tamashiro, Graciela Diana Passarelli, Florencia Galotta, Cristian Portillo y Lorena Miriam Mellado.

“El taller también está bueno para dar una espacio a pequeñas libertades donde cada uno pueda contar sobre su vida y encontrar un oído del otro lado, una sonrisa, un abrazo. Quizás muchos no los tuvieron y eso es muy valioso. Muchos de los internos tienen muchas ganas de trabajar, de compartir, de hacer un lugar más habitable de ese espacio que se convirtió en hogar transitorio”, agregó.

"Nos vinculamos con los internos de un modo muy fuerte".

“Nos vinculamos con los internos de un modo muy fuerte”.

Según Bunge, la experiencia es muy enriquecedora: “Nos vinculamos con los internos de un modo muy fuerte. Además de las capacitaciones técnicas, reflexionamos junto a ellos sobre las problemáticas sociales, la vida, el abandono, el desamparo, el delito y la falta de deseo. Hablamos sobre el rol del Estado y de cada individuo como parte de la sociedad, sobre qué se hace con un niño de la calle, con un pibe que se va de su casa porque sólo tiene esa opción”.

“Estas personas nunca o rara vez han sido protagonistas de algo. A veces sólo son protagonistas cuando salen en la tele. Y estas reflexiones nos ponen en juego los valores, los roles, desencasilla lo que está bien y lo que no. Nos muestra que lo bueno y lo malo dependen del contexto, de la mirada, del amor o desamor que haya”, agregó.

“Hay historias increíbles. Hoy un chico, Juan, de 20 años, me regaló su medalla de la virgen de San Nicolás. Le dije que la guardara (soy atea) porque a él lo cuidaría mejor. No -me dijo- quiero dártela a vos. Y me la colgó. Ese pibe hace pocos meses perdió a su familia (madre y hermana) porque se le incendió la casa de madera. ¿Qué se hace con él? ¿Por qué está ahí? ¿Quién no lo cuidó? ¿Qué hicimos como sociedad para que ese pibe no esté hoy sufriendo? ¿Qué podemos hacer? En fin, estas vidas que nos replantean valores”.

Acerca del autor

Juan Manuel Repetto
Periodista. Master en Periodismo Documental.

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