Estudian en detalle la transmisión del hantavirus en la Patagonia

Una investigadora de la FAUBA desarrolló para esa región el primer modelo que analiza en profundidad la propagación de esta enfermedad, considerando la población humana, la de roedores y sus interacciones.

Ratón colilargoFoto: Felipe Peters

(SLT-FAUBA) El hantavirus (VH) es una enfermedad viral, infecciosa, global, causada por el virus que lleva el mismo nombre. Para que los humanos nos infectemos es necesario que entremos en contacto con una especie animal, generalmente silvestre, que funcione de reservorio natural del virus. En América, la infección en humanos ocurre como brotes epidémicos localizados, con tasas de mortalidad de hasta el 47%. Mientras tanto, en la Argentina tenemos en circulación 11 de las 40 cepas de este virus en el continente. Un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) elaboró un modelo para la Región Andino Patagónica que permite entender detalladamente la dinámica de la infección por VH en humanos. Ante la inexistencia de una vacuna, ¿qué podemos hacer para prevenirlo?

“El panorama del hantavirus en América es más complejo que el de Europa o el de Asia, donde se inició la enfermedad en la década de 1930”, señaló en su tesis de maestría Karina Hodara, reciente egresada de la Escuela para Graduados de la FAUBA. Y agregó que “en América hay 40 cepas virales distintas en circulación, de las cuales 11 están continuamente circulando en la Argentina, distribuidas en cuatro regiones endémicas bien definidas. De nuestras once cepas, hasta ahora 9 se asociaron a la enfermedad en humanos”.

En la Argentina existen cuatro regiones endémicas de hantavirus. El gráfico muestra las tasas de mortalidad (variables según la cepa viral) y las distintas especies de roedores como reservorios naturales de VH

En la Argentina existen cuatro regiones endémicas de hantavirus. El gráfico muestra las tasas de mortalidad en humanos (variables según la cepa viral de cada región) y las distintas especies de roedores como reservorios naturales de VH. En el caso de la región de Pergamino (flecha rosa), las cepas no están asociadas a mortalidad en seres humanos, por lo que ese valor es 0%

“Estudié el hantavirus en la Región Andino Patagónica porque la cepa viral que circula ahí —el virus Andes— es la única en el mundo que se transmite de persona a persona, y porque es la cepa que produce la mayor tasa de mortalidad para los humanos en la Argentina. Además, en esa región ocurrieron dos brotes epidémicos significativos: el de El Bolsón, en 1996, y el de Epuyén, en 2018”, comentó Karina, quien también es docente del Departamento de Métodos Cuantitativos y Sistemas de Información de la FAUBA.

Luego de florecer, la caña colihue produce una altísima cantidad de semillas que promueven el crecimiento de las poblaciones de ratones colilargos. Foto del roedor (panel de la derecha): Fernando Milesi

Luego de florecer, la caña colihue produce una altísima cantidad de semillas que promueven el crecimiento de las poblaciones de ratones colilargos. Foto del roedor (panel de la derecha): Fernando Milesi

“La idea de mi trabajo fue desarrollar un modelo matemático-epidemiológico lo más completo y realista posible para entender cómo se transmite el hantavirus en la población humana. Por eso, para alcanzar ese detalle tuve en cuenta todos los procesos propios de las relaciones entre las poblaciones de humanos y las del roedor Oligoryzomys longicaudatus —conocido popularmente como ‘colilargo’—, que es el reservorio natural del virus Andes. Además, consideré las posibles relaciones entre poblaciones. Esta es la diferencia fundamental con otros modelos”, explicó la docente.

Hodara partió de una búsqueda bibliográfica exhaustiva en la que descubrió que en el mundo existen muy pocos modelos desarrollados para el VH, y que ninguno de ellos incluye ni las cuatro etapas clínicas de la enfermedad en las personas ni la interacción con los dos posibles estados en la población de roedores: susceptibles e infectados. El modelo incluyó 27 procesos y logró estimar 30 parámetros poblacionales, incluyendo —tanto para humanos como para ratones— las tasas de natalidad y mortalidad, y las tasas de inmigración y emigración, entre muchas otras.

Un modelo, varios aprendizajes

Hodara usó datos oficiales del Min. de Salud de la Nación y del Censo Nacional de Población 2010

Hodara usó datos oficiales del Min. de Salud de la Nación y del Censo Nacional de Población 2010

“Puedo destacar tres resultados relevantes de mi tesis. El primero es haber desarrollado el modelo en sí, y con el grado de detalle que mencioné antes. En este sentido, incluir las tasas migratorias fue fundamental para entender por qué la endemia persiste en la región, lo que se debe a que la cantidad de individuos infectados —tanto ratones como humanos— que ingresa a la región es mayor que la cantidad que emigra”.

“Otra virtud de este modelo es que es totalmente extrapolable a cualquier cepa viral que circule en cualquier región endémica del continente americano. Obviamente, para cada área en particular será necesario estimar los diferentes parámetros y variables del modelo, según corresponda”.

Para la investigadora, el tercer resultado —pero no el menos importante—, es que en la Región Andino Patagónica, para que una persona adquiera el VH desde un roedor es necesario que entre en contacto con al menos 26 roedores infectados. Por otra parte, para que un roedor se infecte desde otro roedor es necesario que se contacte con al menos 12 roedores infectados.

El cambio climático podría forzar nuevos encuentros entre roedores infectados y roedores sanos, y potenciaría los brotes virales . Foto: viapais.com.ar

El cambio climático podría forzar nuevos encuentros entre roedores infectados y roedores sanos, y potenciaría los brotes virales. Foto: viapais.com.ar

En este marco, Karina Hodara se refirió a las enfermedades emergentes, el cambio global y la dinámica mundial de transmisión de VH. “Por un lado, en muchas ocasiones, los reservorios animales se ven favorecidos por los impactos del clima, como lo muestra un reciente trabajo en la revista Nature. Por otro lado, el aumento de la población mundial humana nos lleva a invadir permanentemente ambientes naturales para establecernos, o a perturbarlos para sacar un rédito económico, y eso aumenta las chances de entrar en contacto con estos animales silvestres que hacen de reservorio del virus, portándolo de manera asintomática”.

Recomendaciones sanitarias

Hasta el momento, la Argentina no posee una vacuna contra el VH. Por eso, las recomendaciones se basan en prevenir, manteniendo el orden y la limpieza de las áreas domiciliarias y peri-domiciliarias de las viviendas peri-urbanas y rurales. “Sobre todo, hay que cortar el pasto con frecuencia y no dejar desparramados elementos que funcionen como refugio de roedores, como neumáticos viejos, chapas o recipientes plásticos. También hay que intentar hermetizar los marcos de puertas y ventanas para evitar que entren y salgan roedores a la vivienda. Y principalmente, dejar las leñeras o armar el cúmulo de leña lo más alejado de la vivienda en sí”, señaló Hodara.

Los ambientes domésticos rurales son potencialmente los más riesgosos en términos de exposición y transmisión de hantavirus a humanos. En este sentido, Hodara señala que, en ausencia de vacunas desarrolladas a la fecha, la mejor prevención pasa por mantener el orden y la limpieza en las áreas domiciliarias y peri-domiciliarias. Foto: Martin Monteverde

Los ambientes domésticos rurales son potencialmente los más riesgosos en términos de exposición y transmisión de hantavirus a humanos. En este sentido, Hodara señala que, en ausencia de vacunas desarrolladas a la fecha, la mejor prevención pasa por mantener el orden y la limpieza en las áreas domiciliarias y peri-domiciliarias. Foto: Martin Monteverde

Puntualmente para la región endémica del sur Andino Patagónico, la docente indicó que otra recomendación es detectar temprano señales ambientales como la floración masiva de la caña colihue, muy abundante en esa zona. “Si bien no hay una relación perfecta entre floración y brote endémico en la población de humanos, hay que tenerla en cuenta porque implica una producción masiva de semillas. Siendo los roedores granívoros por excelencia, con tanto alimento disponible, sus poblaciones ‘explotan’ en número de individuos, y esto aumenta la probabilidad de contactos roedor infectado-roedor sano y roedor infectado-humano sano”.

Por último, Karina relacionó su trabajo con las áreas y disciplinas dentro de las cuales desarrolla su investigación científica y la docencia. “Como parte de mi tesis, me encantó mostrar el costado epidemiológico-social de los roedores. Yo siempre los había estudiado desde un lugar biológico y ecológico. Lo que me gusta de investigar y enseñar en agronomía es que siempre puedo hacer algún aporte a la sociedad, ya sea comunicando experiencias en investigación o, por ejemplo, desarrollando el modelo que les acabo de contar”, concluyó.

Acerca del autor

Pablo Roset
Ingeniero Agrónomo, MSc. en Recursos Naturales (UBA), escritor y músico.

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