(SLT-FAUBA) En ciertos agroecosistemas de la Región Pampeana, frecuentemente ocurren inundaciones que perjudican la producción de granos. Por eso es clave conocer cómo la permanencia del agua en los lotes afecta a los principales cultivos y también a sus malezas. Un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) analizó cómo las semillas de la maleza llamada Capín (Echinochloa crus-galli) germinan después de las inundaciones y señaló que estos eventos extienden el período en el que emergen sus plántulas.
Las inundaciones prolongadas pueden afectar negativamente a los cultivos agrícolas, y en diversas maneras. Por un lado, no le permiten a las semillas y a las plantas acceder al oxígeno que necesitan para vivir. Por otro lado, la permanencia del agua en los campos también puede modificar, y hasta promover, el desarrollo de las malezas que reducen el rendimiento de los cultivos.
“En nuestro trabajo investigamos cómo las inundaciones influyen sobre la germinación y la dormición de las semillas del capín, una maleza que perjudica la producción granos en la Región Pampeana”, explicó Federico Mollard, docente de la cátedra de Fisiología Vegetal de la FAUBA e investigador del Conicet en el instituto IFEVA (Conicet-FAUBA).
En este sentido, Mollard agregó que si bien el período en que germinan las semillas del Capín en el campo es bastante corto, en los experimentos encontró que después de la inundación, las plántulas extendieron el período en que emergen. “En los lotes, las plántulas emergen hasta el mes de noviembre y suelen terminar su ciclo de vida a finales de febrero. Para nuestra sorpresa, en los ensayos con inundaciones simuladas observamos que las plántulas continúan emergiendo en diciembre, enero y hasta finales de febrero. Esto se dio porque a las semillas de Capín les cuesta dormirse en suelos inundados”.
¿Es riesgoso para los rendimientos que las malezas emerjan por un tiempo más prolongado? A la luz de sus resultados, Mollard planteó la necesidad de controlar el Capín a partir del mes de octubre. Asimismo, especuló que quizás sea conveniente no cultivar algunas zonas inundables de los lotes, ya que existen grandes chances de que aparezca una cantidad elevada de malezas.
Despertadores y almohadas en el lodo
Entre los resultados del estudio, Mollard destacó que encontraron que las semillas de Capín siguen percibiendo las señales de luz, las temperaturas y los nutrientes del suelo durante las inundaciones. “Las semillas tienen receptores muy sensibles. Observamos que las de Capín no se despiertan bajo el agua, pero una vez que se retira la inundación, reaccionan en función de las condiciones ambientales que percibieron”.
“Las semillas de las especies vegetales más cultivadas en el mundo suelen germinar fácilmente”, afirmó Mollard, y añadió que, en cambio, esto no ocurre en las semillas de muchas plantas silvestres: “Llegan al suelo y no germinan aunque tengan condiciones adecuadas de humedad, luz, aire y temperatura. Esto sucede porque están dormidas”.
Además, agregó que la dormición es una ventaja adaptativa, es decir que las semillas perciben su entorno y ‘evitan’ germinar en períodos que pueden ser perjudiciales para crecer. “Por ejemplo, despiertan al detectar que la temperatura del suelo es muy alta durante el día y más fría durante la noche. Entonces, registran que están sobre un suelo desnudo, es decir, sin competencia de otras especies ya establecidas”.
Asimismo, el investigador resaltó: “La dormición le permite a muchas malezas que una gran cantidad de sus semillas queden en el suelo para germinar en la próxima estación que presente condiciones adecuadas. Como dije anteriormente, en otro de nuestros estudios observamos que bajo el agua las semillas del Capín tuvieron dificultades para dormirse. Es por ello que emergieron plántulas fuera de estación”.
“Hay casos, como el de Capín, en los que no sabemos qué factores ni en qué orden o intensidad se necesitan para despertar a las semillas. Es fundamental profundizar en esta línea de investigación, ya que existe una gran variabilidad dentro de las poblaciones de esta maleza. Entre otros aspectos, todavía resta ver cómo influyen las inundaciones en diferentes momentos de su estación de crecimiento”, reflexionó Mollard.
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