(SLT-FAUBA) El sector lácteo de la provincia de Buenos Aires, compuesto por miles de tambos y cientos de industrias, requiere un movimiento constante de su producción y, por ello, caminos rurales en buen estado. En miras de lograr manejos integrales y sostenibles de los caminos rurales bonaerenses, un equipo de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) analizó la problemática y recorrió 10 municipios lecheros. Entre los resultados destacan que la leche transita por más de 10.000 km de caminos rurales y que, en promedio, los tambos están a 7 km del pavimento, y las industrias, a 3,5 km. Resaltan experiencias positivas en la gestión de los caminos con cooperativas o consorcios viales y remarcan los múltiples impactos de una buena conectividad para la producción y la vida cotidiana de miles de personas en la ruralidad.
Joaquín Pérez Martín, docente de la cátedra de Sistemas Agroalimentarios de la FAUBA, explicó que el sector lácteo bonaerense incluye 2.000 tambos y 300 industrias, es clave en la generación de mano de obra y requiere una logística muy compleja para su desarrollo. “Hay que ordeñar las vacas todos los días y, en promedio, las industrias recolectan la leche seis veces por semana. Por eso, los caminos rurales son fundamentales: cuando se vuelven intransitables, hay que almacenar la leche en tanques refrigerados con capacidad limitada y solo por menos de 48 horas por una cuestión de calidad”.
Con el objetivo de fortalecer el Plan Estratégico de Mejoras de Caminos Rurales, el Ministerio de Desarrollo Agrario de la provincia de Buenos Aires solicitó asistencia técnica a la FAUBA para evaluar los caminos que utilizan las industrias y los tambos, los problemas principales que surgen y los lineamientos para mejorar la logística. Además, se buscó analizar otros impactos sociales de los caminos para proponer un plan de acción y direccionar las inversiones.
“La provincia de Buenos Aires tiene más de 100.000 km de caminos rurales. El 75% es de gestión municipal y el 25% restante es provincial. En particular, encontramos que la leche transita por 10.900 km, y que, en promedio, los tambos están a 7 km del asfalto, y las industrias, a 3,5 km. Además, identificamos 4.000 km de caminos vulnerables a inundaciones y realizamos mapas inéditos a nivel provincial”, remarcó Pérez Martín.
Contar con esta información es clave para realizar una inversión más eficiente en términos de costo-beneficio —aclaró el docente— y, en definitiva, para hacer las mejoras que necesitan los y las productoras del sector y el resto de la comunidad rural bonaerense. “Todos los caminos son importantes, y cada tipo de camino requiere una intervención particular. Por eso, necesitamos estimar el tránsito medio diario anual de cada tramo y la clase de vehículos que circulan por ellos”.
Los rostros del camino
Pérez Martín destacó que identificaron y mapearon el impacto social de los caminos, incluyendo a los trabajadores y las familias vinculadas a los tambos y a las industrias, su acceso a escuelas, a centros de salud, a pueblos o a ciudades. “Por ejemplo, las restricciones cotidianas afectan mucho la capacidad de contratar mano de obra. Los caminos más degradados por la sequía están en las zonas más arenosas. Con la llegada del El Niño hay que mirar los caminos vulnerables a excesos hídricos”. En este sentido, encontraron que 32.400 km son fundamentales para los usos sociales más cotidianos, principalmente para conectar centros urbanos y escuelas rurales.
El equipo interdisciplinario de la UBA visitó 10 municipios que representan un tercio de los tambos y de las industrias, y que tienen el 15% de los caminos rurales de la provincia. “Luego de las visitas y de investigar otras localidades, encontramos que la gestión público-privada de los caminos rurales tiene un gran potencial para explorar. En donde se generó un consorcio, una comisión o una cooperativa entre los municipios y otros actores sectoriales, los resultados fueron muy interesantes”, afirmó Joaquín.
Avances en el barro
“Fue muy complejo el trabajo que realizamos junto con el Ministerio de Desarrollo Agrario y la colaboración de municipios y productores. Al principio, hubo escepticismo. Nos planteaban que era obvia la necesidad de inversión para los caminos. Por eso, nos enfocamos en el objetivo del proyecto, intentando que otros problemas, como cuestiones estructurales y coyunturales del agro y de la lechería, no dificultaran el diálogo. Finalmente, todos los actores se interesaron, hicieron sus aportes y colaboraron, por ejemplo, con información sobre los caminos y su estado en distintos puntos”.
Para finalizar, el docente de la FAUBA indicó que los resultados de este trabajo serán muy útiles para que los municipios y los sectores productivos puedan tomar decisiones con más información. “Además, puede servir para pedir financiamiento internacional que permitiría dar un salto cualitativo en el estado de los caminos, que luego se pueden mantener con los recursos de los municipios y de la provincia. Desde el 2020, la provincia de Buenos Aires tiene un plan integral de caminos rurales que incluye inversiones con una mirada a corto y mediano plazo para el desarrollo sectorial y territorial”.
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