(SLT-FAUBA) El complejo problema de la disposición final de residuos tiene más de 200 años en CABA. Hoy, las casi 7000 toneladas de basura que se generan a diario en esta inmensa urbe contribuyen al colapso de los rellenos sanitarios. Todos los sectores de la ciudad están involucrados, pero faltan datos detallados sobre el aporte de cada uno. En este marco, un proyecto de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) para el Observatorio de Higiene Urbana busca, por medio de la Ciencia Ciudadana, producir información sobre la cantidad y los tipos de residuos que se producen en los domicilios. ¿El objetivo? Diseñar políticas públicas específicas orientadas a aliviar la situación. Promueven que los vecinos se conviertan en participantes activos de esta investigación por una semana.
“La generación y disposición final de los residuos es un tema preocupante y complejo. Generalmente no vemos cuánta basura producimos porque no queda en la ciudad, sino que se entierra en sitios alejados que se llaman rellenos sanitarios. Hoy, estos rellenos están llegando a su tope”, advirtió María Semmartin, docente de la cátedra de Ecología de la FAUBA y Directora de la Licenciatura en Ciencias Ambientales de esa Facultad.
“La gestión de los residuos puede mejorar mucho. Para saber dónde se deben enfocar los esfuerzos y diseñar políticas más específicas, necesitamos datos precisos de los desechos que genera cada sector de la sociedad. En este caso, encaramos una tarea compleja que es producir información sobre los residuos domiciliarios. Por eso pensamos en el muestreo colaborativo y en la Ciencia Ciudadana para llegar a una mayor cantidad y diversidad de personas, incluyendo todos los barrios de la ciudad y todas las franjas de edades”, comentó Verónica Pierini, docente de la cátedra de Edafología de la FAUBA.
Y agregó: “Desde el Observatorio de Higiene Urbana convocamos voluntarios que quieran brindar datos acerca del tipo y la cantidad de residuos que generan en sus domicilios durante una semana. Desarrollamos un protocolo detallado y una aplicación de celular y computadora para que los vecinos se conviertan en participantes claves de la investigación. La información que aporten será fundamental para generar conocimiento científico que nos permita encarar este problema. Nos pueden escribir a observatorio.muestreo@gmail.com”.
A su vez, Semmartin resaltó que ya contribuyeron casi 200 vecinos de CABA; sin embargo, remarcó que el objetivo es llegar a 2000. Estos registros permitieron empezar a conocer si los voluntarios tenían, o no, la costumbre de separar o compostar, o si tiraban todo sin discriminar. “Luego de la experiencia, muchos comenzaron a separar los residuos porque se dieron cuenta de que era sencillo. Y los que ya lo hacían nos comentaron que se sorprendieron de sus números y que conocieron mejor sus propios hábitos de consumo”.
Basura, Ciencia Ciudadana y Universidad
La Ciencia Ciudadana es una forma novedosa de investigar, y el Observatorio la está usando para abordar este problema ambiental. “Nos proponemos producir información esencial a través de la colaboración de muchas personas. Para participar no tienen que ser científicos profesionales; sólo deben ser vecinos de CABA y querer sumergirse en una experiencia nueva por una semana. Podrán ver que es una práctica interesante mientras se interiorizan en la problemática y contribuyen a generar verdadero conocimiento científico”, dijo Semmartin, quien también es investigadora del Conicet.
“El proyecto convoca voluntarios y les entrega una balanza digital con instrucciones precisas para que pesen sus residuos separados en cinco clases. Dentro de lo reciclable: papel y cartón, plásticos y otros reciclables; dentro de lo no reciclable, lo orgánico —como restos de poda o de alimentos— y el resto de los residuos —como pañales, lamparitas quemadas o las piedritas del gato—. Luego pueden subir sus resultados en una base de datos a través de una aplicación web”, explicó la investigadora a Sobre La Tierra.
En lo que respecta a cuánto genera cada vecino de la ciudad, Verónica Pierini señaló que existen estadísticas, pero realizadas con metodologías no tan específicas, ya que relevan lo que se tira en los contenedores y no diferencia entre vecinos, comercios o locales gastronómicos. El equipo de trabajo de la FAUBA quiere conocer qué pasa con los residuos antes de que se saquen a la calle, los lleven a la campana o al punto verde o al contenedor negro.
Asimismo, Pierini destacó el rol de la Universidad en el tratamiento de este problema ambiental: “El Observatorio lo componemos docentes, egresados y estudiantes de la FAUBA, y tenemos varios proyectos que tratan de arrojar un poco de luz e información sobre la gestión de residuos en CABA. Otras líneas de investigación y trabajos de tesis involucran desechos gastronómicos, de construcción y el estudio del tema en barrios vulnerables. Es más que interesante que estemos formando profesionales con experiencia en estos temas”.
Mayor detalle para mejores políticas
“La disposición final de residuos tiene impactos ambientales en diferentes escalas —afirmó Semmartin—. Cuando los rellenos sanitarios se llenan, hay que llevar la basura más lejos y, además de afectar otro sitio, se emite más dióxido de carbono en el transporte. Esto aumenta los impuestos por el servicio y aporta más gases de efecto invernadero al calentamiento global. Los rellenos sanitarios por sí mismos ya emiten estos gases en su funcionamiento”.
A modo de reflexión final, la investigadora sostuvo que generar basura no convierte a una persona en ‘mala’. “Cualquier forma de vida produce desechos, pero en CABA eso sucede a tasas muy elevadas. Entonces, hay que tomar medidas para reducirlos y gestionarlos de manera diferencial. Esperamos poder orientar de la mejor manera las políticas públicas con la información que surja del proyecto”.
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