(SLT-FAUBA) La peperina (Minthostachys verticillata) es una planta aromática silvestre que crece en el centro de la Argentina y se la utiliza como infusión o para saborizar el mate y el tereré. Pero fuera de sus usos culinarios, también tiene propiedades para combatir insectos. Por eso, investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) estudiaron su aplicación como bioinsecticida. Con sólo 40 gotas de su aceite esencial por m2 controlaron casi el 100% del falso gorgojo de la harina (Tribolium confusum) en 12 horas, bajo condiciones de laboratorio. Tras los buenos resultados, los investigadores proponen reducir el uso de plaguicidas químicos y complementarlos con bioinsecticidas para controlar las plagas de granos almacenados.
“Con 2 ml de aceite esencial de peperina por m2 eliminamos el 100% del falso gorgojo de la harina en 12 horas. Cuando usamos 1,5 ml en la misma superficie lo logramos en 24 horas y con 1 ml lo conseguimos en 48 horas. Estos resultados corresponden a una peperina que provino de la provincia de San Luis; creemos que esta variedad puede ser útil para controlar el falso gorgojo en granos almacenados”, explicó Serafina Russo, docente de la cátedra de Zoología Agrícola de la FAUBA.
En este sentido, la investigadora añadió: “Trabajamos con dos variedades de peperina, la de San Luis y otra que trajimos de Córdoba. Ambas poseen los mismos compuestos que producen los efectos insecticidas, pero en cada una se encuentran en concentraciones distintas. Esto hace que impacten de diferente forma sobre los insectos”.
Almacenamiento, plagas y plaguicidas químicos
“Muchas plagas encuentran las condiciones de temperatura y humedad ideales para su desarrollo en silos, silo bolsas y otros lugares de almacenamiento. El falso gorgojo es una de ellas; ataca granos dañados y harinas. Por otra parte, en los ambientes urbanos en los que vivimos también podemos verlos, por ejemplo, en los paquetes de fideos de las alacenas”, destacó la investigadora, quien dirigió la tesis de Sebastián Silva donde se informan estos resultados.
Según Ricardo Bartosik, investigador de la EEA Balcarce (INTA), más de 40% de los granos se almacena luego de la cosecha. Durante la etapa postcosecha se pierde un porcentaje significativo de la producción, que incluye las pérdidas por ataque de insectos. Sumado a esto, las regulaciones internas en nuestro país limitan la comercialización de granos con insectos vivos. Por esta razón, durante la postcosecha se deben manejar los granos con mucho cuidado para reducir pérdidas y facilitar la comercialización. Aun así, cabe la posibilidad de que proliferen insectos vivos que suelen ser controlados por medio de métodos químicos. Este tipo de control puede tener consecuencias adversas.
Russo señaló que usar plaguicidas de forma excesiva implica riesgos tanto para la salud como para el ambiente y las exportaciones, ya que pueden quedar residuos tóxicos en los granos almacenados. “Desde el 2000, en la cátedra de Zoología Agrícola de la FAUBA trabajamos para producir insecticidas naturales a partir de diferentes plantas. Nuestro objetivo es reducir las aplicaciones de plaguicidas químicos en granos almacenados”.
Manejo integrado como respuesta
Serafina Russo afirmó que el manejo integrado de plagas incluye el uso de distintas herramientas en conjunto, dentro de las cuales, los insecticidas químicos son una opción. “El manejo integrado enfatiza la prevención. Es decir, si conocemos las condiciones predisponentes para las plagas, es fundamental que controlemos las instalaciones a fin de evitarlas o de detectarlas de forma temprana”.
Al respecto, la investigadora resaltó la importancia de conocer el comportamiento de las plagas, sus ciclos biológicos, sus hábitos alimentarios y la forma en la que llegan a los almacenes, ya sea desde una infestación en el campo o que vivan dentro de los almacenamientos o que ingresen desde el exterior. “El manejo integrado de plagas es complejo, pero demuestra las diferentes variables que se pueden modificar para reducir efectos adversos”.
Largo camino al producto
Como los resultados se observaron a nivel laboratorio, Russo se refirió al complejo camino que se debe recorrer para obtener un producto aplicable en los sitios de almacenamiento. “Para lograr esto, existe un protocolo muy detallado; seguirlo puede tomar muchos años, ya que exige gran cantidad de repeticiones en condiciones controladas, como así también en los lugares donde se almacenan los granos”.
“Por otro lado, los bioinsecticidas deben ser probados y controlados para que no resulten nocivos, es decir, que no le transmitan compuestos tóxicos ni olores desagradables al grano. Después de todo, el grano se usa para alimentar animales o se lo muele para fabricar harinas. Todo esto, y más, se debe verificar antes de que el producto sea comercializado”, concluyó.
Buen día me interesa saber mas sobre el producto desarrollado y si en Bolivia ya se dispone de este producto.
Hola Marcela! Cómo estás? Ahora te mandamos por mail el contacto de la investigadora. Un saludo