(SLT-FAUBA) La especie ornamental conocida como Alegría del Hogar es una habitante frecuente de los jardines y canteros argentinos, y gran parte de su producción se realiza en invernáculos. Aunque se sabe que la distribución despareja de la luz solar dentro de esas instalaciones y el escaso tamaño de los contenedores donde se realizan las siembras afecta negativamente a las raíces de las plántulas, se desconoce en qué medida. Un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) halló que las alegrías del hogar crecen un 30% más en el sector del invernáculo que recibe más radiación, y que los contenedores más pequeños reducen un 17% el peso final de las plantas. En especial, estos resultados serían relevantes para los pequeños productores, quienes realizan una producción más artesanal a escala reducida.
“Las plantas ornamentales son aquellas que los humanos cultivan con fines estéticos por sus flores, perfumes, frutos, hojas… Pueden ser desde plantas de interior o exterior hasta trepadoras, acuáticas, cactus y suculentas, etc. Hasta un girasol puede ser considerado ornamental en un jardín”, explicó Emilia Figueiras, docente de la cátedra de Climatología y Fenología Agrícolas de la FAUBA y reciente egresada de la Licenciatura en Ciencias Ambientales (LiCiA) de esa Facultad.
En su tesis de la LiCiA, Emilia estudió problemáticas de la especie ornamental Impatiens walleriana, más conocida como Alegría del Hogar, cuyas flores coloridas y abundantes embellecen incontables jardines y borduras en la Argentina. “El cultivo de Alegría del Hogar se realiza mayormente en invernáculo, y como casi todas las producciones ornamentales, carece de gran desarrollo tecnológico”, sostuvo la docente.
“Abordamos dos problemas productivos. Uno fue la distribución despareja de la radiación solar —en particular, de la radiación fotosintéticamente activa o RFA— dentro del invernáculo debido a su orientación, principalmente. Como la RFA se relaciona directamente con el crecimiento y el desarrollo de las plantas, nos preguntamos: ¿cuánto afecta esta heterogeneidad el rendimiento de la Alegría del Hogar?”, indicó Figueiras.
Y agregó: “El otro problema fue el estrés que le causa a las raíces el tamaño reducido de los contenedores donde se ponen a germinar las semillas. Estos contenedores son bandejas estándar de 50 o 288 celdas. En las de 288, las celdas poseen un volumen individual mínimo y, en principio, serían las que más restringen el crecimiento de las pequeñas raíces. Nuestra idea, entonces, fue cuantificar ese estrés”.
De cara al norte
“Antes que nada —dijo Emilia—, quiero explicar que realizamos siembras en los dos tipos de bandejas, y que cuando las plántulas alcanzaron un determinado tamaño, las trasplantamos a macetas individuales. A estas macetas las ubicamos en distintos lugares dentro del invernáculo, de tal manera de cubrir toda la heterogeneidad en la distribución de la RFA”.
Los resultados del experimento mostraron que existen diferencias en el crecimiento de I. walleriana entre los distintos sitios del invernáculo. “Las plantas que crecieron en la esquina norte —que recibía la mayor cantidad de RFA— tuvieron casi un 30% más de peso seco y de área foliar. Además, es clave destacar que esto sólo lo verificamos en las plantas cultivadas en las bandejas de 50 celdas”.
En este sentido, Emilia añadió que las plantas provenientes de las bandejas de 288 celdas crecieron en igual medida sin importar su ubicación en el invernáculo, que su peso seco fue un 17% menor y que el área foliar se redujo en aproximadamente un 10%. La docente supone que ello se debió a que las radículas de las plantas efectivamente sufrieron estrés por el escaso volumen de suelo en el que crecieron antes de ser trasplantadas a las macetas.
Manejar eficientemente el invernáculo
Por su parte, Danilo Carnelos —docente de Climatología y Fenología Agrícolas (FAUBA) y director de Emilia en su tesis— afirmó que su intención es generar información útil para los pequeños productores de ornamentales. “Nuestros resultados pueden representar una diferencia para quienes producen de forma artesanal. Un uso más eficiente de la RFA dentro del invernáculo permitiría generar una mayor cantidad de plantas por temporada, y de más calidad”.
“En la producción ornamental, el principal objetivo de reducir el tamaño de las bandejas contenedoras apunta a disminuir costos. Pero como vimos, este trabajo demostró que la calidad comercial de las plantas de I. walleriana —dada por la superficie total de las hojas y por la biomasa fresca acumulada— disminuyó en todos los sitios al utilizar las bandejas con celdas más pequeñas en la etapa previa al trasplante”, puntualizó el docente.
Por último, y mirando a futuro, Carnelos le contó a Sobre La Tierra que su idea es seguir adelante con estudios vinculados a la floricultura y la horticultura, incluyendo tanto el crecimiento y el desarrollo de las plantas como cuestiones micrometeorológicas. “Queremos seguir profundizando en los impactos de la heterogeneidad de la radiación fotosintéticamente activa en los invernáculos y también en la aplicación de hormonas vegetales en cactáceas y otras ornamentales. Las posibilidades son muchas y muy interesantes”.
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