(SLT-FAUBA) Una investigación de la UBA determinó que las ciudades argentinas son 1,5 ºC más calientes que sus alrededores durante la noche y 0,72 ºC durante el día, en promedio. Este valor surgió tras medir y comparar las temperaturas de 33 centros urbanos a lo largo y ancho del país, con sus entornos no urbanizados. Este fenómeno, llamado ‘islas de calor urbanas’ (ICU), es uno de los tantos impactos que tiene la urbanización de la tierra sobre sus habitantes y adquiere una relevancia especial en un contexto en el que la población nacional urbana supera el 90% del total. En este sentido, los científicos establecieron los factores que explican este evento térmico, advirtieron sobre sus consecuencias y propusieron intervenciones para planificar las metrópolis.
“Estudiamos las 33 ciudades más grandes del país, que son muy diferentes entre sí por su población, temperaturas y precipitaciones. Analizamos desde Jujuy hasta Trelew y desde Mendoza hasta La Plata, y diferenciamos el día y la noche en todas las estaciones del año”, comentó Paula Casadei, quien realizó este estudio como parte de su tesis de grado para la Licenciatura en Ciencias Ambientales (LiCiA) de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA).
En este contexto, agregó: “De noche, la diferencia de calor entre las ciudades y su entorno fue siempre positiva, con un promedio general de 1,5 °C. Durante en día, las diferencias tuvieron valores positivos y negativos, pero con un promedio anual positivo de 0,72 °C. En Oberá, en la provincia de Misiones, el efecto ICU alcanzó 4,3 grados”.
Islas de calor
Martín Garbulsky, profesor de la FAUBA, investigador del Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas Vinculadas a la Agricultura UBA-CONICET y director de la tesis de Casadei, explicó: “En Oberá se urbanizó sobre una zona que originalmente se parecía a una selva. Es decir, eliminamos una cobertura verde muy densa para poner techos de chapa, construcciones de cemento y caminos de asfalto. Estos materiales retienen y reflejan mucha más energía que la cobertura original, una energía que se libera diariamente a lo largo de las 24 horas”.
Para los investigadores, la urbanización es la forma más extrema de cambio en el uso de la tierra y trae aparejados múltiples impactos sobre los ecosistemas globales y sus habitantes. Las ICU forman parte de estos efectos negativos. La investigación de Casadei determinó los factores que más influyen sobre este fenómeno.
“Al analizar los datos pudimos ver que el contexto dentro del cual están inmersas las ciudades influye mucho más sobre su temperatura que su extensión o su densidad poblacional. Las ciudades establecidas en zonas más húmedas y con mayor vegetación tienen ICUs más elevados. Por otro lado, las que se ubican en zonas áridas y con menor vegetación tienen menor ICU y hasta diferencias negativas con sus entornos”, sostuvo Casadei.
Islas de frío
Martín Garbulsky afirmó que a pesar de que pensaban que las ciudades siempre iban a ser más calientes, el estudio demostró que muchas funcionan como ‘islas de frío urbanas’ (IFU). “Esto significa que dentro de la ciudad se registraron temperaturas menores que fuera. Por ejemplo, la ciudad de Mendoza fue 4,2 °C más fría que su entorno. Otro ejemplo es San Rafael, que se urbanizó sobre algo similar a un desierto”.
“El fenómeno puede deberse a que la actividad de la vegetación es más elevada dentro de la ciudad que fuera de ella. Este es uno de los factores que intervienen en el enfriamiento de las ciudades, junto con la selección de materiales de construcción, la actividad agrícola o ganadera y la presencia de cuerpos de agua”, señaló el investigador.
Por su parte, Casadei, añadió: “También resultó interesante comparar ciudades con similar extensión y población, como Resistencia y Corrientes. En este caso, nos dimos cuenta de cuán importante es la distancia al Río Paraná, que es un gran modulador de la temperatura. Resistencia, en Chaco, tuvo un ICU medio anual de 3,79 °C, mientras que la ciudad de Corrientes, ubicada más cerca del río, presentó en promedio 0,35 ºC a lo largo del año”.
Intervenciones sustentables
“Es fundamental conocer el funcionamiento de lo que denominamos ecosistemas urbanos, sobre todo en un contexto global en el que cada vez más gente vive en ciudades. Con este conocimiento podemos planear mejor el crecimiento urbano. Por ejemplo, utilizando ciertos materiales de construcción o aumentando la superficie de espacios verdes o creando cuerpos de agua artificiales”, puntualizó Garbulsky.
En cuanto a las consecuencias del fenómeno ICU, el docente dijo: “Las altas temperaturas provocan que las ciudades gasten mucha energía eléctrica para paliar sus consecuencias. Ciudades mejor pensadas, diseñadas e intervenidas podrían ser mucho más eficientes en términos energéticos”.
“Mi trabajo de tesis puso en evidencia que en los últimos 15 años tuvo lugar un aumento de la superficie impermeable, o una menor proporción de espacios verdes en las ciudades que analizó. En nuestro país, más de 90% de la población vive en zonas urbanas. Por ello, es clave abordar y comprender estos sitios, donde interactúan el ambiente y la sociedad en busca del máximo bienestar general”, concluyó Casadei.
Hola, dónde puedo conseguir la investigación?
Hola Nicolás, te paso el contacto de la investigadora: pcasadei@agro.uba.ar
Un saludo!