El futuro de la miel, en los satélites

La UBA desarrolló una herramienta que permite a los apicultores de Buenos Aires predecir los rendimientos de sus colmenas a través de imágenes tomadas desde el espacio. El estudio abordó sus principales preocupaciones: el avance de la frontera agrícola y la caída en la cosecha melífera.

Los productores apícolas del centro de la localidad de Tapalqué, Buenos Aires, sospechaban la expansión de la agricultura tenía efectos negativos sobre su actividad. Por ello, este estudio analizó la relación entre superficie con cultivos y la producción melífera Además, crearon una herramienta para predecir la cantidad de miel que cosecharán.

Carlos Muñoz desarrolló una herramienta con la que los apicultores podrán evaluar con mayor exactitud los recursos melíferos para las abejas y predecir con más certeza la producción final de miel de sus apiarios

(SLT-FAUBA) La expansión de la frontera agrícola es un tema recurrente entre los productores apícolas del centro de la provincia de Buenos Aires, quienes afirman que ese proceso desplaza la actividad a zonas marginales y aumenta la incertidumbre en los rendimientos. Por ello, investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) analizaron por medio de satélites la relación entre la superficie de cultivos agrícolas, la disminución de la vegetación natural y la cosecha anual de miel. El estudio reveló una tendencia negativa en los rindes con apenas 10-15% de aumento en el área cultivada, y estableció el período clave para la producción apícola: el bimestre noviembre-diciembre. Con esta metodología, los apicultores podrán evaluar con mayor precisión la disponibilidad de recursos melíferos para las abejas y predecir con más certeza la producción final de miel de sus apiarios.

“Detectamos la ventana temporal y las necesidades de cobertura vegetal que determinan la producción de miel. La productividad de los pastizales en los meses de noviembre y diciembre define, en gran medida, la cantidad de miel que vamos a cosechar en meses posteriores. En este período las colmenas se fortalecen, para luego aprovechar mejor los picos de flujo de néctar”, sostuvo Carlos Muñoz, apicultor y reciente graduado de la Especialización en Teledetección y sistemas de información geográfica aplicados al estudio de los recursos naturales y la producción agropecuaria, de la FAUBA.

Por su parte, Gervasio Piñeiro, docente de la FAUBA y director de la especialización, resaltó el valor de brindarle herramientas a los apicultores: “A partir de estos resultados generamos una metodología que, basada en imágenes satelitales, les permite a los productores estimar sus cosechas anuales con varios meses de anticipación. Es un aporte interesante para planificar el manejo de las colmenas y las coberturas vegetales, en este contexto de incertidumbre que les genera el avance de la agricultura”.

“A través de las imágenes satelitales localizamos los apiarios, tomamos en cuenta el área que recorren las abejas y vimos cuánta superficie ocupaban cultivos que se encontraban allí” (Muñoz)

Además, Muñoz agregó: “Si bien le damos mucha importancia a los cultivos de verano por su aporte de néctar, también vimos que se debe tener en cuenta a los cultivos de invierno. En noviembre o diciembre, con el trigo y la cebada madura o ya cosechada, los campos quedan con escasa o nula vegetación, cuando, justamente, este período es fundamental para el desarrollo de las colmenas”.

Agricultura y miel

Los cultivos ofrecen recursos melíferos por poco tiempo, en comparación con el pastizal natural

Muñoz le comentó al sitio de divulgación científica Sobre La Tierra que decidió realizar sus estudios de posgrado para investigar los efectos negativos de la agricultura sobre su actividad. “Es un tema que inquieta a muchos apicultores. Estudiamos desde la campaña 2007 hasta la 2015 con herramientas satelitales y vimos que el rendimiento de miel cayó en todos los apiarios que sufrieron un aumento de la superficie agrícola a su alrededor. Si bien en Tapalqué la agricultura es incipiente, a partir de un 10 o 15% de cambio en el uso de la tierra ya se pueden ver impactos en la producción de miel”.

En este sentido, explicó: “Mientras más especies vegetales estén presentes alrededor de los apiarios, más flores habrá durante las etapas clave para el desarrollo de las colmenas. Los cultivos aportan flores y néctar, pero en períodos muy cortos y, además, muchas veces los suelos quedan desnudos luego de las cosechas. Claramente, la agricultura reduce la diversidad de flores y de néctar para la producción de miel”.

En el espacio, pero cerca

“Las imágenes satelitales tiene un gran camino por recorrer en la apicultura”, resaltó Muñoz

Piñeiro se refirió a las ventajas de este tipo de estudios: “Las imágenes satelitales son herramientas accesibles y de uso relativamente sencillo. La construcción de mapas a partir de imágenes satelitales ayuda a entender los mecanismos que afectan la ecología de los sistemas de producción”.

“Usando estas imágenes, detectamos y ubicamos las colmenas y, a partir de ellas consideramos un radio de 2000 metros de área de exploración de las abejas. Luego, superpusimos ese área con la superficie ocupada por cultivos de verano e invierno. A su vez, vimos los rendimientos promedios de miel por colmena. Así, pudimos analizar temporal y espacialmente la producción de miel y su relación con la cobertura vegetal circundante”, explicó Muñoz.

“Las imágenes satelitales tienen un campo de acción muy amplio. En la actualidad, estamos trabajando con proyectos de desarrollo agrícola relacionados con impactos ambientales y los abordamos con metodologías satelitales. En el caso concreto de esta investigación, abre un abanico muy interesante para la apicultura en la Argentina”, cerró.

3 Comments on "El futuro de la miel, en los satélites"

  1. muy buen aporte en un espacio casi sin información esto parece ser una ventana de datos para los apicultores

  2. Marisel Codesal | 8 marzo, 2018 at 2:36 pm | Responder

    Gracias a uds.por luchar desde otro ángulo diferente al nuestro. Que hoy es puramente AMOR a las Rubias,ya que en lo económico no sobrevivimos al impacto.

  3. La creciente preocupación medioambiental y la necesidad imperiosa de producir alimentos en cantidad y calidad de una forma sostenible y respetuosa con el entorno sitúa al sector agroalimentario en el foco de mira de la sociedad.

    Hoy día, el agricultor debe hacer frente a un sector cada vez más competitivo, con requisitos y demandas exigentes, tendencias de precios cada vez más ajustados y con la exigencia de obtener alimentos con mayor calidad siendo la aplicación y adopción de nuevas tecnologías agropecuarias una obligación inmediata, una necesidad para sobrevivir.

    Es imprescindible la capacitación y el desarrollo del conocimiento a través de una red de universidades, institutos tecnológicos y sistemas de extensión, en la especialización de profesionales en las nuevas tecnologías.

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